No hable mal de las personas ausentes…
La boca cerrada no expresa la palabra y guarda en secreto y protege el
pensamiento. Tenga el control de la llave. No la abra para dejar salir lo que
se podrá volver contra usted. Sea sabio, discreto, perspicaz.
Hablar mal de las personas que no están presentes es lo miso que
apuñalar por la espalda. Resguárdese. Después que una palabra es dicha, no
vuelve más dentro de la garganta.
Contenga el ímpetu de opinar. Piense, pero retenga para sí mismo su
opinión. Deje surgir el momento adecuado para expresarla. Las palabras
maliciosas son como lava arrojada por la boca: lo que alcanza, lo destruyen.
Hable bien. Lo que existe dentro de una persona pude ser visto por las
cosas que ella dice.
¡Haga de la lengua una buena mensajera!
Aquellos que lo escuchen sabrán de su carácter íntegro, y que usted
jamás hablará de ellos cuando estuvieren ausentes.
Inácio Dantas
Libro: Lecciones de Sabiduría
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