Una descarga de productividad para un cuerpo indolente.
¿Pretende usted que su vida experimente un cambio y
salga de la monotonía, lo ordinario y lo trivial? En ese caso, no se deje
llevar por las seductoras manos de la indolencia, sacudiéndola de su cabeza y de
su cuerpo y reemplazándola por la voluntad fortalecida con el fuerte escudo del
entusiasmo. Abandone por un lado la tentación de dejar las cosas para después o
de hacerlas de cualquier forma, ya que aquellos que se entregan a la
postergación o a la pereza generalmente dejan de lado el esmero, la atención
por los detalles la amabilidad en el servicio y la búsqueda de la calidad.
Hacer por hacer, sin entusiasmo, es cambiar la perfección por la imperfección,
lo bueno y lo bello por lo aceptable y lo duradero por lo breve.
¿Y qué hacer si su pareja se llegara a desmotivar?
¡Haga que jamás le falten estímulos! En un principio, sea entusiasta consigo
mismo y haga que esa energía creadora se sublime y la contagie a ella,
imbuyéndola con la energía del entusiasmo y su cabeza se llene así de ideas y
sus miembros de energía listos para acción. ¡No olvide que, en el mundo íntimo
de matrimonio, lo que afecta a uno afecta al otro, por lo que la alegría del
entusiasmo, cuando llega, es siempre un banquete que se saborea entre dos!
Inácio Dantas
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