Ayudar a los desamparados: un acto de nobleza que enaltece la condición humana.
¡Qué noble es quien ayuda, quien tiende la mano, quien ofrece una palabra amiga, quien se da sien que lo pidan!
Es noble ver al vencedor irguiendo al vencido; el rey inclinándose hacia el súbdito; al ofendido perdonando al ofensor; al rico en un fraternal abrazo con el pobre.
Es una guerra noble la lucha por un mundo mejor, porque ¿de qué le sirve a uno sonreír feliz si a su alrededor están todos infelices? Es un acto de nobleza dar una contribución para la prosperidad: descender del pedestal de la importancia y ser simplemente un eslabón en la corriente.
Si, es un acto de fraternidad asentar ladrillos para constituir una sociedad justa, más evolucionada: el mundo no evolucionará si no evolucionan las personas.
¡Es noble dividir en pan y multiplicar las sonrisas; sumar alegrías y disminuir tristezas; compartir el dolor y recibir amor!
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Usted siente su destino y su vida alcanzando la felicidad cuando:
· En sus oraciones en busca de paz, salud y prosperidad incluye a las personas del mundo entero.
· Al levantar la copa de la victoria no se olvida de agradecer a aquellos que lucharan a su lado.
· Teniendo riqueza y poder, los usa para aliviar el sufrimiento de los carenciados y fortalecer a quien vive en franco infortunio.
· Extiende la mano para librar a alguien del peligro, sabiendo que corre peligro también.
· Tiene siempre una palabra cálida para abrigar el frío de la soledad de alguien.
Inácio Dantas
(del libro “Lecciones de Sabiduría”)
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