Si
existe en este mundo una riqueza que sea más deseada por los hombres que todo
el oro del mundo esa es la felicidad, ya que aunque se pueden conquistar
tierras y mares, si no se conquista la felicidad la vida quedará incompleta.
En
efecto, la felicidad es un tesoro inmaterial de incalculable valor que no está
sujeto a la compra, venta o intercambio, ya que se trata de un bien no
negociable que surge de los corazones despojados de la frenética búsqueda del
materialismo. Es un premio celestial, al igual que una bendición y un
sentimiento de bienestar, que reciben todos aquellos que transitan por los caminos
del trabajo, la justicia, la probidad y la dignidad, que cuando es conseguida
en pareja, por un marido y su mujer, adquiere un sabor placentero e
inenarrable.
Vivir
solo en este mundo sin tener a otro cuerpo que le conforte ni otros brazos que
lo protejan es vivir una vida parcial y una felicidad irreal, ya que la
verdadera y más completa felicidad sólo se alcanza al lado del ser amado,
unidos ambos en un solo cuerpo que es la familia.
Por
lo tanto, los matrimonios verdaderamente ricos son aquellos que tienen como
patrimonio propio la riqueza inalienable de la felicidad.
Inácio Dantas
Del
libro “El secreto de un Matrimonio
exitoso”
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